Misericordia y gracia para todos

Hebreos 4:14-16 (RVR) Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Hay frases claves en estos versículos que hablaron a mi corazón, una es retener nuestra fe, ¿Cómo la podemos retener en nuestra vida diaria en medio de todo lo que enfrentamos? A través del tiempo, habrá situaciones que van a querer movernos el piso. La respuesta exacta es cuando afirmamos nuestra fe es el gran sumo sacerdote que intercede por el pueblo, por esa razón, por su sangre derramada tenemos acceso para entrar al trono de la gracia.

Si hay algo que el Señor hará siempre es hacernos la invitación de acercarnos confiadamente, con sinceridad, con la certeza que no hay apariencias delante de Él y en un ambiente de mucha paz.

Quizá habrá momentos que no nos sentiremos confiados de acercarnos al Señor, debido a que cometimos algún error porque pecamos, pero podemos ir a Él y arrepentirnos. Suceden dos cosas, alcanzamos misericordia y gracia, donde encontramos oportuno socorro.

El Señor siendo hombre experimentó quebranto, tentación, y toda una vida difícil pero aun así, no pecó. Hoy tenemos la oportunidad de ir delante de Él, si le hemos fallado, porque hay misericordia para restaurarnos y gracia para habilitarnos a seguir adelante.

Acerquémonos confiadamente, en una relación íntima con Dios en el día a día, tenemos acceso por medio de Su sangre, obtendremos oportuno socorro.

Víctor Sandoval

Anciano Comunidad Hosanna