El que le recibe, es un hijo de Dios

Juan 1:10-12 (RVR) En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Esta es una gran noticia, una de las mayores revelaciones que tiene que ver con nuestra esencia, que somos hijos de Dios. Todo aquel que le conoció y recibió a Jesucristo como Salvador de su vida, tiene la potestad de ser hechos hijos de Dios y herederos de todas las promesas.

Cuando leemos Efesios 1 encontramos las bendiciones que tenemos en Cristo y que somos hechos hijos de Dios por ese sacrificio que hizo Jesucristo.

Entonces, desde esa perspectiva cuando hablamos de paternidad, es la esencia de Dios mismo. Él es Creador y es Papá; es fuente, vida, es dador. Como hijos debemos esperar lo mejor de este mundo porque tenemos un Padre bueno. Si nosotros siendo imperfectos o malos, sabemos dar cosas buenas, qué más nuestro Padre celestial.

Por eso, todo el ambiente de paternidad debiera establecernos en nuestra identidad de hijo de Dios. Si Él es nuestro Padre, tenemos una herencia de Dios. En mi vida tengo diferentes imparticiones, la generosidad, el amor, la capacidad de formar una familia, la salud, la libertad, y todo lo que pueda desarrollar en esta vida, tratando de honrarle en todas las cosas que haga.

Hemos sido enviados a esta tierra a hacer la voluntad del Padre, es ahí donde encontramos plenitud. Jesucristo dijo: mi mamá y mis hermanos son los que hacen la voluntad de mi padre.

Somos llamados a hacer Su voluntad, por esa razón encontramos propósito. Hoy que vivimos situaciones difíciles, tendremos que reposar y descansar en una verdad, tú y yo somos hijos de Dios. Y como tales, tenemos todo lo que nos pudiera faltar.

Así que, adora, ama y establece una relación con Él de hijo a papá, y de papá a hijo.

Bladimir Torrez

Pastor Comunidad Hosanna