El placer temporal del mundo

Hoy en mi Tiempo con Dios, leeremos el pasaje de Eclesiastés 2:1-11 donde hablaremos de "El placer temporal del mundo".

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El placer temporal del mundo ¦ Eclesiastés 2:1-11

La palabra que me da hoy mi devocional Tiempo con Dios es Vida Viva

Leemos y meditamos:

1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?

3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;

5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.

6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.

7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.

8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.

9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría.

10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.

11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

Resumen del Pasaje Bíblico

El Predicador quiso probar con el placer y edificó casas, plantó viñas y sembró árboles. Compró siervos, más animales y preciados tesoros, además de conservar su sabiduría. Sin embargo, después de todo esto, confiesa que incluso este gozo y placer es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.

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